jueves, 13 de noviembre de 2014

El mundo,mañana.

El conflicto entre los seres humanos y el planeta en que habitamos ha degenerado en un proceso de calentamiento global, con notables cambios climáticos y claros y preocupantes procesos de destrucción y transformación en la actualidad en forma de tormentas, sequías, inundaciones, deshielos...Con todo, el presente no es la principal preocupación, a pesar de la importancia de los procesos que hemos referido en el apartado anterior, sino el futuro. Lo es por varias cuestiones fundamentales, principalmente que el conflicto continúa, la contaminación también, y que lo ya contaminado no será fácilmente eliminado.
Para empezar, el CO2, y sus compañeros de función, no son gases que se disuelvan fácilmente en la atmósfera o que puedan ser eliminados sin más en el momento en que nos pusiéramos a ellos. El dióxido de carbono no se limpia en el aire sino que es absorbido lentamente por los océanos y los seres vivos a un ritmo imposible de acelerar significativamente (McNeill, 2003, p. 155). De hecho, este gas se agarra a la atmósfera durante décadas y décadas, y la mayor parte del dióxido de carbono agregado en el siglo pasado permanecerá en ella durante siglos (Ibíd., p. 154). Dicho de otro modo, la cantidad ya añadida permanecerá durante varias generaciones humanas en nuestro espacio atmosférico, siguiendo con el calentamiento global y sus consecuencias. No obstante, mucho más preocupante es que la aportación humana de CO2 continua, y continuará durante los próximos años (por ejemplo, el país con mayor población humana, China, está basando hoy en día su espectacular crecimiento económico en el uso masivo del carbón, combustible fósil que aporta enormes proporciones de dióxido de carbono a la atmósfera).
Ambas circunstancias, la perennidad de lo ya emitido y las nuevas cantidades que, indudablemente, vamos a añadir en el futuro, ponen en una seria encrucijada a los científicos, dado que deben entrar en la difícil área de las predicciones. Ante la importancia de la cuestión, no han tenido más remedio que plantear escenarios de futuro con los niveles de emisión de CO2 actuales y proyectar para ese día de mañana cuáles serían las consecuencias del calentamiento global y los cambios climáticos que podría dar lugar.
En realidad, se trataría de multiplicar los señalados indicios actuales hasta el punto en que nuestra imaginación desee, dado que el supuesto del que partimos es el de un proceso exponencial, es decir, a mayor incremento de gases invernadero, mayor calentamiento y, finalmente, mayores consecuencias
 
 

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